Cada 22 de abril celebramos el Día de la Tierra y este año compartimos prácticas sustentables en el cultivo de los granos de cereales las cuales ayudan a cuidar y preservar los recursos naturales mientras contribuyen a la seguridad alimentaria y a la sostenibilidad en la región de Latinoamérica.
Los desafíos ambientales como la falta de agua, la erosión y degradación de los suelos, el cambio climático o la emisión de gases de efecto invernadero, exigen tomar acciones y decisiones en todos los campos, y el agrícola no es la excepción.
Alrededor del mundo ya se han implementado prácticas agrícolas sustentables que han demostrado mejorar el rendimiento, la cantidad y la calidad de las cosechas, los suelos y los recursos, al tiempo que resultan ser económicamente más benéficas.
Organizaciones como el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), aliado del Instituto Latinoamericano de Cereales, han trabajado de la mano de productores para implementar nuevas formas de cultivo y así transicionar hacia la agricultura sostenible.
Prácticas sustentables en el cultivo de cereales en México
La agricultura sostenible es una solución cada vez más pertinente para lograr la transformación de los sistemas agroalimentarios y garantizar la seguridad alimentaria a nivel mundial. A continuación te explicamos algunas de las prácticas innovadoras que se han llevado a cabo en el cultivo de cereales.
Es un sistema de producción basado en mínima labranza, cobertura permanente del suelo y diversificación de los cultivos.
La labranza consiste en excavar, voltear o agitar el suelo con herramientas mecánicas como un arado o un disco. Así se rompe la compactación del suelo eliminando las malas hierbas. Durante este proceso también se destruye la estructura del suelo que permite una buena infiltración del agua. Por esto, en agricultura de conservación se evita la labranza lo más que se puede.
La cobertura permanente del suelo puede consistir en un cultivo vivo o, lo que es más común, en residuos de la cosecha anterior (como rastrojo) que se dejan sobre la superficie del suelo.
Estudios llevados a cabo en Oaxaca y en la región del Pacífico Norte, demostraron que la agricultura de conservación aumenta los rendimientos del maíz y el trigo, mejora la salud del suelo y la rentabilidad. La labranza cero puede reducir la erosión del suelo y los costos de producción al disminuir operaciones mientras que la diversificación de cultivos, mejora la seguridad alimentaria.
En Sonora, el trigo en camas permanentes tuvo mayor rendimiento que en camas con labranza convencional. En promedio, con cuatro riegos de auxilio, el rendimiento fue de 7,3 toneladas por hectárea con labranza convencional, mientras que en camas permanentes fue de 8,1, una diferencia promedio de 0,8 toneladas por hectárea a favor de la siembra en camas permanentes.
- Agrosilvicultura
La agrosilvicultura es la combinación de árboles y cultivos agrícolas que actualmente se está promoviendo en México como la “Milpa Intercalada con Árboles Frutales”.
Se demostró que la agrosilvicultura incrementa el rendimiento y la calidad del maíz criollo en condiciones de pequeños agricultores, protege y conserva el suelo y mejora su potencial productivo; también mejora la calidad del agua y contribuye a la biodiversidad.
- Riego por goteo
A pesar de ser costosos, se ha demostrado que los sistemas de riego por goteo pueden usar entre un 50 y un 80% menos de agua comparado con los sistemas de riego por aspersión o inundación.
En un estudio llevado a cabo en la región del Bajío en los cultivos de cebada y maíz, se demostró que el uso de agua de riego fue un 36% menor con el riego por goteo en comparación con el riego por surcos, y un 40% menor con el riego por goteo aunado a las prácticas de la agricultura de conservación en comparación con la agricultura convencional con riego por surcos.
Es decir, el uso de agua en el sistema de producción de cebada-maíz del Bajío mexicano se puede reducir mediante la implementación de agricultura de conservación y el riego por goteo en un 20 a 40%.
- Rotación de cultivos
La rotación de cultivos es un componente crucial de un sistema de producción sustentable ya que puede reducir la incidencia de plagas, malezas y enfermedades, y aumentar los rendimientos, entre otros beneficios.
En un estudio llevado a cabo por el CIMMYT, se evaluó el efecto de la rotación de trigo con cártamo, un cultivo oleaginoso y se demostró que es un cultivo con efectos positivos sobre la calidad física de suelo y requiere menos agua que el trigo.
Durante el estudio se observó que el rendimiento del trigo fue en promedio de 615 kilogramos por hectárea, es decir, 10% mayor que en el tratamiento de monocultivo.
Acorde con los Objetivos para el Desarrollo Sostenible, la agricultura debe garantizar la seguridad alimentaria mundial y al mismo tiempo promover la rentabilidad, la salud del medio ambiente y la equidad social y económica. Así mismo, debe mejorar la eficiencia en el uso de los recursos e invertir en tecnologías innovadoras que tengan un mínimo impacto en el planeta.